Te decides a comprar un coche nuevo, gestionas el cambio de propietario, lo pagas, vas a por él y... ¿aún no has contratado el seguro? ¿No sabes por dónde empezar y te sale un precio muy alto al consultarlo?
Mantén la calma, aún no está todo perdido. Desde Más Que Un Seguro® te damos una serie de consejos básicos a la hora de contratar la póliza del vehículo que acabas de adquirir.
Coberturas imprescindibles
Responsabilidad civil
Se trata de la cobertura más importante de todas, pero a la vez es la que menos te va a preocupar. La responsabilidad civil (RC) es obligatoria por ley, según establece el Real Decreto Legislativo 8/2004, lo cual significa que independientemente del tipo de póliza que contrates, esta cobertura siempre va a estar incluida.
¿Es tu primer coche? ¿O no?
Estamos ante un factor que puede influir notablemente (para mejor). Si no es el primer vehículo que tienes a tu nombre, se agilizan muchas gestiones y puedes obtener interesantes beneficios.
Puesto que el coche que vas a cambiar se va a dar de baja o se traspasa a otro propietario, y que hasta entonces lo has tenido asegurado en todo momento,
se puede traspasar la póliza directamente. Esto supondrá que
mantendrás todas las bonificaciones y ventajas por la antigüedad, y
sólo subirá el precio del seguro
según cuánto supere en valor el automóvil nuevo al anterior.
¿Todo riesgo o terceros? El eterno debate
En el sector asegurador siempre surge en algún momento esta discusión, y no es tan sencillo como decidir la misma opción para todos los casos.
En primer lugar, hay que tener en cuenta los rasgos generales:
Teniendo esto en mente, habrá que aplicarlo en función del vehículo y de tus capacidades o necesidades, según quieras abonar más o menos, y lo cubierto que precises tener tu coche.
Generalmente, lo más recomendado es marcar la línea en los 10 años de antigüedad del automóvil. En el lado más reciente es donde se aconseja encarecidamente la póliza a todo riesgo por el elevado coste de las piezas, y por consiguiente de las reparaciones.
En cambio, si es anterior a ello(más de 10 años), se sugiere mejor tener el seguro a terceros: los componentes son de menor precio y el coche como tal también. Si recibe un gran daño el vehículo, y la reparación supera al valor venal del mismo, directamente se declarará siniestro. Por lo tanto, no compensa cubrir tanto si probablemente no se hará uso de ello.
¿Con o sin franquicia?
Si te has decidido por el todo riesgo, tienes otra bifurcación a elegir: la franquicia.
Se trata de una cantidad fija de dinero que se pacta en el contrato del seguro, y que será lo que tendrá que abonar el asegurado cuando ocurra un siniestro. Quiere decir que independientemente de lo que cueste la reparación, pagarías la franquicia establecida y la compañía pondrá el resto.
Al tratarse de una ventaja, contratar la franquicia supone un mayor precio en la póliza, pero empieza a salir rentable en cuanto tu coche sufra más de un siniestro en la misma temporada.
Aún así, contratar sin franquicia no llega a ser desaconsejable (queda a elección de cada uno), pero siempre habrá que tener en cuenta que las reparaciones que no sean por causa ajena las abonará el asegurado en su totalidad.
Edad del asegurado y antigüedad del carnet
Hay causas personales de los conductores que influyen en la siniestralidad, lo cual por razones evidentes aumenta la prima del seguro.
En primer lugar, la edad. Por pura estadística, las personas más jóvenes (menores de 25) ocasionan más accidentes y son más propensas a la temeridad y la imprudencia. Esto ocasiona un gran incremento en la siniestralidad, que en algunos casos llega al punto de alcanzar el riesgo no contratable, el cual no permitiría hacer la póliza a nombre del joven conductor.
Otro factor es la antigüedad del carnet. Una persona menor de 25 años inevitablemente tendrá poco tiempo de permiso de conducción, lo cual prácticamente se engloba en el caso anterior.
No obstante, hay muchas personas que lo obtienen pasada esa edad, y aunque se libran de la siniestralidad por juventud, el llevar poco con el carnet es una circunstancia de agravio similar.
La inexperiencia al volante implica que la persona esté poco preparada para infinidad de situaciones problemáticas que pueden surgir circulando, y al tener una reacción impredecible también aumenta el peligro.
En resumidas cuentas, hasta cumplir los 25 años de edad y pasar los 6 con el permiso de conducción, lo más aconsejable es no contratar a tu nombre el seguro porque saldría sumamente caro o ni siquiera dejaría realizarlo.
Entonces, ¿cómo lo contrato?
Si no cumples alguno de los dos requisitos de antigüedad anteriores, para evitar dicho riesgo no contratable o la exponencial subida de la prima por siniestralidad, la solución es muy sencilla.
La clave es que el seguro no esté a nombre de la persona joven o de poca experiencia. Si tienes un familiar directo mayor de 25 y con senda experiencia conduciendo, la opción más recomendada es contratar el seguro a través de esta persona, estableciéndola como conductora habitual, y ponerte a ti como ocasional.
Esto reducirá notoriamente el precio del seguro de tu vehículo, aún siendo un conductor con particularidades de alta siniestralidad.
¿Y los pagos?
Normalmente, la manera más económica de abonar la prima de un seguro de coche es de forma anual, ya que la división trimestral o semestral implica una subida del precio en todas las compañías. En casos concretos como el nuestro, puedes aunar tus pólizas en un plan que te permite pagar tus seguros mes a mes (se divide el importe en 12 pagos). Es una forma de fraccionar el pago de tus seguros con el mismo precio que abonando la prima anual.
Si quieres saber más sobre tus seguros, o tienes alguna consulta:
Contáctanos o déjanos tus datos ↴
Horario